Por Irene Torres
“Gracias a Reyes los mexicanos tenemos la posibilidad de reivindicar clasicismos y varias modernidades”, puntualizó José María Espinasa en la conferencia “La modernidad en Alfonso Reyes”, que impartió en la Sala Minerva Margarita Villarreal de la Capilla Alfonsina Biblioteca Universitaria de la UANL como parte del Festival Alfonsino.
Durante su intervención, el profesor, periodista, editor y poeta ofreció un recorrido por el Reyes ensayista y traductor; el creador, sin saberlo, de editoriales independientes; el Reyes que concebía a la escritura como la vida misma.
“Para México Reyes ha sido el eje de un discurso civilizatorio de una tradición cultural que se constituía por una cadena de excepciones, o bien, se volvió una mezcla de política moral e ideología, acompañamiento no siempre armónico de la lucha por el poder en una nación en construcción desgarrada entre su pasado monárquico e imperial y su futuro republicano”.
Aunque Reyes estuvo envuelto en el “caos” de un país que buscaba reconstruirse, José María Espinasa destacó la inteligencia del regiomontano al regirse por el talento civilizado y liberal.
“¿Era el país México contemporáneo del mundo? En varios sentidos sí, como la Revolución Mexicana, anterior a la Revolución Rusa, pero en varios no: el caudillismo político y las esquematizaciones, del arte ideologizado. Al caudillo político le acompañaba el caudillo cultural. Diego Rivera como epítome. Reyes tuvo la inteligencia de ser un caudillo pero con talento civilizado y liberal. Tuvo poder y lo usó, pero lo hizo con bastante equilibrio”, apuntó.
La distancia que tomó Reyes, tanto del nacionalismo como de las “torres de marfil” de la época, fue lo que le permitió convertirse en la “gran figura titular en México”, explicó Espinasa.
“Sus instituciones, El Colegio de México y la Capilla Alfonsina, no son torres de marfil. Sabe ver en la novela de la Revolución y en el Muralismo un hecho concreto que no se debe olvidar: siempre se reescribe el pasado, siempre se traduce. Para él lo nacional no se traduce en una ideología, sino en una realidad”, añadió.
La obra de Reyes se convirtió en la patria textual en la que vivimos, compartió. Fue el arquitecto intelectual que construyó el camino que luego seguirían personalidades como Octavio Paz y los contemporáneos. El tiempo lo restituyó y lo volvió actual.
“Están sus obras completas, libros separados por temas y con prólogos, reunidos de textos específicos: todo esto nos ha vuelto a Reyes más actual. Hoy que el demonio digital amenaza esa condición literaria (las revistas), leer a Reyes es un ejercicio de legítima defensa”, agregó.