Por Irene Torres
La vida y obra de Ricard Gómez Chavarría fue recordada en el marco del Festival Alfonsino y los “preludios alfonsinos” en compañía de sus familiares, amigos y colegas de la Máxima Casa de Estudios.
A través del programa cultural “Protagonistas universitarios”, organizado por Secretaría de Extensión y Cultura, el conversatorio contó con la colaboración la Facultad de Música; y la participación de la doctora Graciela Mirna Marroquín Narváez, coordinadora de la FAMUS, así como de los maestros Teresa Gómez Huerta, Pablo González Martínez, Ricardo Arriaga y Ricardo Martínez Leal.
“Este conversatorio reconoce la trayectoria de un protagonista universitario que puso su talento y conocimiento al servicio del arte y la docencia. Hacemos votos porque esta labor de divulgación del pensamiento y vida del maestro Ricardo Gómez Chavarría siga dando buenos frutos en los estudiantes y maestros de nuestra Universidad, quienes sostienen y alientan la flama del arte musical”, compartió el doctor José Javier Villarreal, secretario de Extensión y Cultura de la UANL.
La maestra Teresa Gómez Huerta, hija del maestro Gómez Chavarría, recordó con cariño los primeros pasos de su padre en la música; cómo, desde niño, usaba las ollas y sartenes de su mamá para crear sonidos y bandas musicales. Asimismo, detalló su paso por distintas ciudades del país en donde sembró, también, la semilla de la música en diversas generaciones, hasta llegar a la que él consideró “la ciudad ideal en la que deseo vivir el resto de mi vida”: Monterrey.
Ricardo Gómez Chavarría fue un precursor de la Orquesta Sinfónica de la UANL y de la Facultad de Música; en la OSUANL fue miembro fundador; también fue consejero maestro de la entonces Escuela de Música, de 1970 a 1984; y director de la Facultad de Música de 1984 a 1990. Este paso por su vida fue recordado por sus compañeros, ex alumnos y colegas de la Facultad.
“Las personas se van, pero lo que dejan es lo que perdura a través del tiempo. El legado del maestro Gómez perdura y prevalece; no habría mejor momento y lugar para este conversatorio que este lugar en el que nació nuestra UANL”, detalló el maestro Ricardo Martínez
Por su parte, el maestro Ricardo Arriaga recordó cuando el maestro Gómez apoyó la reorganización de la Escuela de Música y su traslado al Campus Mederos, reforzando la identidad de Facultad de Música; y la maestra Mirna Marroquín compartió la importancia de las bases que dejó: “Le tocó el impulso a la facultad, le tocó el 50 aniversario e impulsar las carreras recién abiertas y darle todo lo necesario a los alumnos para que pudieran seguir adelante. Dio difusión y esa semilla que sembró para que los siguientes directores siguieran y egresaran buenos músicos de la facultad”.
El doctor Pablo González fue el encargado de cerrar la mesa y brindó a los asistentes detalles de cómo los espacios que actualmente se conocen en la Universidad tiene, incluso, el sello del maestro Chavarría:
“El legado del maestro no sólo fue para la escuela, sino para todo lo relacionado en el arte en Mederos: cuando la escuela se traslada al Sur, al poco tiempo se construye el Teatro Universitario; el teatro como ahorita lo conocemos iba a tener un escenario más pequeño. El maestro habló con la arquitecta y le explicó todo lo necesario para el espacio que cada músico necesitaba en una orquesta”.
El homenaje a Ricardo Gómez Chavarría culminó con un concierto especial en el Aula Magna Fray Servando Teresa de Mier en el que participaron los nietos del maestro: la violonchelista Madely Eileen Mata Gómez y el pianista Jorge Ian Mata Gómez.
Fotos: Enrique Martínez