Por Aurora Buensuceso
El Laboratorio de Danza Contemporánea de la UANL llega a la escena del Festival Alfonsino con “De Protocolos y propiedades” el tercer registro de la compañía de danza contemporánea con la obra de Dolores Bernal como coreógrafa huésped, quien además llega a 45 años de estar en la escena dancística y de incidir en jóvenes bailarines, esta temporada de estreno está integrada por dos piezas de mediano formato “Soledad acompañada” dónde Bernal aborda como tema el aislamiento, el miedo, la incertidumbre pese a estar acompañados. Además se incluye la obra “La mejor de mis amigas, es la peor” de Aurora Buensuceso, guion coreográfico que plasma la entereza de la mujer, sus diferentes etapas, pasiones, sueños, confusiones, lo que la sociedad espera de ella y lo que ella misma espera de sí misma, Esta obra se respalda principalmente en un equipo artístico y de colaboración, principalmente femenino, las compositoras mexicanas Ximena Fuentes y Anabel Rosales, se han encargado de desarrollar el diseño sonoro.
A continuación compartimos una entrevista realizada a nuestra coreógrafa invitada Dolores Bernal:
¿Qué es para ti “Soledad acompañada”?
Es un ejercicio que surgió de los descubrimientos que hice en la pandemia que padecimos todos, donde observé que las personas en el aislamiento, entre el miedo y la incertidumbre, se han ido acostumbrando a vivir en soledad, sin importar cuántos los rodean. Vivir con la familia, la pareja, el roomie, los hijos, etc., y sentirse solo, me llevó a descubrir que es un padecimiento que no inicia en la pandemia o en alguna circunstancia específica. Descubro que es una cuestión de incapacidad de cada persona para relacionarse, cohabitar y compartir el camino durante la vida.
¿Cuáles son los retos para llegar a ésta pieza y en qué se diferencia esta obra de otras que has hecho?
Mi reto ha sido muy extraño porque es un tema que a los jóvenes no les resulta extraño ni poco familiar; se ha convertido en un hábito, aislarse, caminar junto al otro pero no sentirlo, no verlo.
Cada uno en su propia burbuja que, aunque transparente, no es posible verse entre sí. Pertenezco a otra generación donde se acostumbraba estar siempre en contacto con otra persona, en la casa, en la calle, en la tienda, en el transporte y donde estar realmente solo era lo extraño y lo inaceptable. Era algo que nos hacía sentir incómodos. Alrededor de una mesa tomando café, con los alimentos, o simplemente conversando, era justo para eso, para conversar, compartir, intercambiar, aprender. Ahora los tiempos cambiaron tanto que les cuesta mucho trabajo interpretar una obra donde deben tener el contacto constante aún sin decir nada; deben sentir que el otro está aunque no esté acompañándonos.
La diferencia de ésta pieza y las que acostumbraba realizar está justo en buscar y encontrar un lenguaje que las intérpretes lleguen a comprender, sin la virtualidad, sin los dispositivos electrónicos, y que se den cuenta de lo necesario que es estar conectados unos con los otros. Lo importante que es nutrirse de la energía del otro, de la palabra del otro, del pensamiento del otro.
Sobre la celebración de los 45 años:
Para mí, los años transcurridos no tiene mucha importancia, salvo que el cuerpo va deteriorándose; de hecho, no recordaba cuántos años he tenido bailando o estudiando la danza, pero al poner atención en eso, pienso que siempre consideré que al paso del tiempo, las cosas cambiarían, estaba consciente que las nuevas generaciones vendrían con otros códigos y la circunstancia cambiaría de acuerdo a los tiempos.
Pienso que la danza no cambia, cambiamos nosotros, porque la necesidad de expresarse existe desde siempre, y los caminos del lenguaje siempre buscan a donde llegar y que obtener de ese diálogo.
Cada vez busco más afanosamente, transmitir el conocimiento que yo obtuve de mis maestros y de la vida, de mis experiencias. Yo he cambiado mucho, muchísimo, principalmente he aprendido que, como cantaría Serrat, (sobre el poema de Antonio Machado) “Caminante, no hay camino, se hace camino al andar, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar.” Entonces trato de, al hacer camino, dejar un surco donde sembrar lo aprendido, y tratar de asegurarme de que algo crecerá y se propagará, sobre todo en el interior de los estudiantes, sembrar la semilla lo más profundo posible para que ésta, al germinar, eche raíces fuertes que nunca se secarán.
He aprendido que tal vez todo tiene un precio, pero el valor es otra cosa, y nunca hay que confundir valor y precio. Por otro lado, he aprendido que la enseñanza de la danza se modifica día a día, ¿la razón? Los jóvenes ahora se enfrentan a un mundo hostil, violento, a veces oscuro y peligrosamente se acostumbran a eso, lo normalizan, y eso hace que pierdan capacidades de sentir, de pensar, de interiorizar, de crear.
Sobre el equilibrio con la danza
¡NO , afortunadamente, en la danza no se puede tener equilibrio ni en un relevé!, es muy difícil, pero digo afortunadamente porque la maravilla de la danza es estar como en una montaña rusa, como en un remolino en espiral inagotable, infinito, en sintonía con el universo, tal cual. Las fuerzas opuestas, las caídas y recuperaciones, los impulsos, el vaivén de los cuerpos en una perfecta sintonía es lo que establece la supervivencia del universo entero, del mismo modo es el cuerpo en el espacio, en la danza, mimetizándonos con el universo.
Lo que sí pienso, y es muy importante, es que la danza se convierte en parte de tu estructura genética, parte de tus pensamientos más profundos, de tus movimientos más cotidianos, de tus amores más añejos y entrañables, si eso puede ser observado como equilibrio, entonces sí, estoy en equilibrio con la danza. La danza y yo somos amigas, enemigas, cómplices, siamesas, pounching bag, es mi tormenta, mi calma, mis demonios, mis pecados, mis nudos de tronco y rama, mi contacto con el cielo, mis enfados descontrolados, mis abrazos que no me doy, mi placebo, mi almohada, mi cálida cobija, mi fresca mañana, mi mejor antidepresivo, mi justificación de la especie, mi credo, mi religión, mi capacidad de amar, de sentir, de vivir.
El Laboratorio de Danza Contemporánea de la UANL surgió en 2021 desde la Secretaría de Extensión y Cultura de la UANL, como un centro de producción coreográfica y un espacio de profesionalización para bailarines egresados de las principales escuelas de Nuevo León, principalmente, y en donde se plasman dos visiones coreográficas brindando dos maneras de abordar la danza y el arte escénico. Bajo la dirección general de Aurora Buensuceso se busca conciliar talentos, proyectar y promover la danza contemporánea, profesionalizar y brindar una opción para un público general y sin duda a nuestros universitarios.
A la fecha, esta versátil compañía escénica ha integrado a 26 artistas escénicos y 4 producciones musicales para danza. Además de una red de colaboradores como vestuaristas, escenógrafos, asesores.
La obra de Dolores Bernal se podrá apreciar en el programa “De protocolos y propiedades” de Laboratorio de Danza Contemporánea el sábado 21 de mayo 19:00 h y domingo 22 de mayo 18:00 h. Además viernes 3 de junio a las 20:00 h; y sábado 4 de junio a las 19:00 h en el Teatro Universitario de la UANL.